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Que te queme mi amor

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Quiero decir mil veces que te quiero. Profundo lo grabé sobre una roca para que ni el tiempo ni las aguas caídas puedan borrar los besos que han tallado, uno a uno tus labios en mi boca. El amor puro es como semilla que a veces se abre en dos cuando cultivas; aunque ruede nerviosa por el suelo firme se quedará donde germina. Que te queme mi amor poquito a poco que mis besos te hablen en secreto que escuches mi canción como un susurro y en tu oído mi voz como un lamento gritándole a tu corazón. Lo mucho que te quiero [...] Apolo • 1122 • RD Copyright © Todos los derechos reservados.

Aceleremos la ciudad…

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Monté mi moto alpina y fuimos lejos nos atropelló la vista de la tarde sin quererla mirar y mis ojos, movieron la montaña de lugar. Estoy seguro de bailar con ella Aunque su fuego no sepa bailar. La tarde caerá ya en   la plena calma y el sol se resistirá al ocaso sin dudar   y tú, mi moto y yo, nos encontramos y derrapamos en la playa y nuestro amor ahogamos en la orilla,   Y aceleramos la ciudad. Apolo • 1122 • RD Copyright © Todos los derechos reservados.

Mis primeros haikus...

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Serena el agua, limpia las sucias piedras. ¡Llueve con fe!   El sol se nubla se ensombrece la tarde. ¡Ven pronto luna!   Las hojas tristes dicen al viejo roble. ¡Te necesito!   La noche tibia en tus serenas manos. Tierna la luna.   Se va la tarde, caen las hojas del ciprés, muy lentamente.   El carpintero   hace temblar al roble en primavera.   El cielo tiembla, los truenos hieren nubes. ¡Esta tarde lloverá!   Tierra mojada. Llueve flor en la rosa. ¡La piedra muda!   Gota a gota el agua besa la roca en su agujero.   Estalactitas como dedos húmedos, la tierra moja. Apolo • 1122 • RD Copyright © Todos los derechos reservados.

Perdóname mamá…

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Porque he mentido: te dije que caí, y así no ha sido. Olvidé despedirme. Tenía tanto miedo, pavor… de abrazarte tan fuerte de no poder soltarte y arrastrarte conmigo a este vacío oscuro en el que estoy cayendo… en este instante. Estaba tan equivocado, como lo están estas palabras, y aquellas otras tantas que no te dije antes, ni nunca… tal vez por miedo. Puede que te preguntes: ¿Adónde va este vuelo? Yo no lo sé de cierto. Muy tarde me di cuenta que el viaje en que me hundo ya no tiene regreso. Si yo fuera un halcón, quizás, pudiera agitar mis alas para escapar de esta corriente de extinción que me ahoga, y que arranca de sus entrañas la vida a mi existencia… pero no puedo. Me creí un águila rapaz. Pero soy un simple gorrión, sin nido, lo olvidaba: uno domesticado, al que le han cortado las alas y los sueños. Perdóname, mamá… Por caerme hacia adentro, como se caen estas palabras en mi acento, en este abismo interior que, como un hoyo negro, me succiona, y mi ánimo muerto… que también s...

Despedida…

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Su mirada atravesó mi corazón, como el agua hiende la piedra: constante y silenciosa. Me contemplaba, con todo su ser, su cuerpo entero me miraba. Y sus pupilas mordían las mías, sus labios, hundidos por perlas blancas en muda confidencia, decían que me amaba. Se me acercaba con la piel desnuda y su hermosa cabellera me miraba, al danzar con el viento y la lluvia, en primavera. Sus brazos y sus manos también se juntaron, y me miraron. Y como alas, volaron hacia mí y me envolvieron en un abrazo: cálido y tierno. Y me mimaron, y me dijeron en un susurro: “te quiero”. Quédate conmigo le dije y dijo no. Solo pasaba para decirte. Adiós. Apolo • 1122 • RD Copyright © Todos los derechos reservados.

A Borges

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La tarde dominguera se vino bien temprano. La lluvia torrencial la trajo hasta mis manos; como un libro pluvial, me empapó la poesía. No pude renunciar a la melancolía, la estética, los versos, los textos más profundos. Regalo de los dioses de Olimpo a nuestro mundo: de la pluma de Borges, poeta entre poetas, el verbo que trasciende, la voz de lo inefable, un abismo sin fondo: Borges... inescrutable. Apolo • 1122 • RD Copyright © Todos los derechos reservados.

Al compositor Héctor Peña

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Con mucha admiración y respeto... Desde el corazón nos diste dulces y bellas canciones; bailar a todos pusiste y alegraste corazones. Con tu pluma alucinante a la vida le escribiste temas con tonos brillantes: ¡muy bien que te la luciste! Tantas historias ajenas que en tus manos se forjaron, miles temas corta venas que otros patrocinaron. Hoy interpretar te toca una historia un poco amarga. Mi deseo: que de tu boca ni tan solo un llanto salga, porque no te encuentras solo. Esta desventura es nueva, el Poderoso da todo al fiel que con fe la lleva. No sientas el abandono de los que debían estar; Dios siempre te tendrá un trono y a un buen rey en su lugar. Y será tu compañía. Él, solo nunca dejará al que permite su guía y aquel que a su lado está. Apolo • 1122 • RD / Copyright © Todos los derechos reservados.