A Borges

La tarde dominguera
se vino bien temprano.
La lluvia torrencial
la trajo hasta mis manos;
como un libro pluvial,
me empapó la poesía.
No pude renunciar
a la melancolía,
la estética, los versos,
los textos más profundos.
Regalo de los dioses
de Olimpo a nuestro mundo:
de la pluma de Borges,
poeta entre poetas,
el verbo que trasciende,
la voz de lo inefable,
un abismo sin fondo:
Borges... inescrutable.


Apolo • 1122 • RD
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