Mujer de sal
¿De qué está hecha la luna?
—Preguntó alguien—.
Es blanca como la sal,
creo que de polvo está hecha
—dijo otro alguien—,
o de blanca nebulosa…
Me da igual.
¿De qué está hecha la tierra?
De cenizas arrastradas
por el viento,
de rocas, gases, lodos
y de estiércol;
también de estrellas rotas,
fundidas por el tiempo.
¿De qué está hecha la mujer?
¡De todo un poco, creo!
De mar, de ríos, de miel y sal,
de sueños rotos y no rotos,
de lluvias de deseos,
de lágrimas negras
y de cristal.
¿De qué está hecha la mujer?
De melancolía y de tristeza,
de añoranzas y anhelos,
de noches turbias y oscuras,
de tardes alegres, puras;
de nobleza, dulzura
y también de celos.
¿De qué está hecha la mujer?
De humo, de estrellas,
de sol, de luna y de arena,
de luces y de sombras,
de caricias, ternura
y de heridas… muchas veces,
hasta las venas.
¿De qué está hecha la mujer?
Es obvio que ¡de amor!…
Tierra de sal,
estrellas de sal,
luna llena de sal,
mujer de sal,
esencia del universo.
Sin ti, el todo sabe a nada.
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