Otoño Gris
Involuciona la vida
irremediablemente,
y sin reparos
nos embiste la existencia.
Se cansa el mirar,
sin remordimientos
se acaban las fuerzas,
y sin preguntar
se acaba el desear…
Sin desdén
se desgasta la piel,
expiran las lágrimas,
se secan los ojos,
los ríos y los mares
y las translúcidas venas
de unas manos arrugadas.
El rostro empalidece
tiernamente,
y pierde el color el día,
y las noches
se hacen más oscuras
y largas.
Tus pasos menguan con la luna
se encorva tu espalda,
pero el dolor no basta para impedir
que tu sonrisa se estrelle sigilosa
y planche tus labios,
como si nada.
El tiempo tiñe tu pelo negro
y lo transforma en hilos de plata,
que luego se derriten
y caen como las hojas de los árboles
en un otoño gris,
inevitablemente y sin remedio.
Nos encogemos como una oruga,
pero sin esperanza
la de convertirse en crisálida,
para dar paso a aquella hermosura alada
y luego volar sin rumbo
hacia la libertad,
hacia la muerte,
hacia la nada.
Apolo • 1122 • RD
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